“(...) es verdad que en todos esos casos (La ciudad y los perros y La tía Julia y el escribidor) he usado mucho mi experiencia personal. Creo que todos los novelistas usan su experiencia, su memoria, como materia prima para la imaginación. Pero también creo que la memoria solo puede ser un punto de partida porque, si uno tiene libertad para manipular el recuerdo con entera libertad, transformándolo en algo distinto, entonces no hace literatura; hace un documento muy personal, intimo, que puede tener interés como documento, pero no es una obra de creación. La literatura consiste en crear un mundo independiente del creador, capaz de parecer autosuficiente, de romper completamente ese cordón umbilical con quien lo creó.
De repente te encuentras con un tema tan estimulante que te empuja a hacer algo que nunca pensaste hacer (…). Es tan bonito encontrar de pronto algo que te estimula mucho (…). Eso demuestra que uno no elige sus temas con toda serenidad. En cierta forma los temas lo eligen a uno. De pronto, un tema tiene que ver con cosas íntimas que te remueven. No parece que fuera un acto totalmente racional. Es como enamorarse. Uno no se enamora por razones sino por pasiones, sentimientos y emociones; eso pasa con los temas (que uno elige para escribir): de pronto estimulan, excitan, apasionan y, prácticamente, uno no puede escapar de la invitación.”
Mario Vargas Llosa (Escritor).
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