Nos estamos extinguiendo. Cada día nosotros somos menos y ellos (o ellas) son más. Una nueva revelación llego a los oídos del mundo de algo que ya, desde hace años, se sospechaba. El hecho de decirle al mundo que se salió del clóset, no sé si calificarlo como un acto de valentía; aunque para hacer tal afirmación a los cuatro vientos, debe ser algo realmente difícil, no los sé. Te arriesgas a lucir una etiqueta sobre tu frente que te señala ante los demás la naturaleza de tu ser. Ser mirado de otra manera, distinta, señalado con el índice de los ojos de la sociedad.
Ahora, creo que esta cuestión de auto aceptación se está convirtiendo en el acto principal del show que cada persona pública lleva como vida. ¿Qué es lo que lleva a una persona a manifestar abiertamente las ‘preferencias’ sexuales que se tiene? ¿Sosiego? Podrías ser la búsqueda de la paz interior, estar bien consigo mismo; ¿llamar la atención?, que todas las miradas y opiniones estén dirigidos hacia su persona.
Todo este desahogo del cantante, estimula a que las conductas homosexuales sean exhibidas sin más recato, y, lo que debería permanecer en el ámbito íntimo, quede expuesta. Se arrancan las cortinas a una cuestión totalmente personal.
Yo, como cada persona, tengo mi posición con respecto a este tema. Mi postura es simple, que estoy totalmente convencido de existencia de una dualidad sexual única: varón y mujer. No negaré que me siento fastidiado por la existencia de la comunidad gay. No tengo nada contra ell@s. Tienen derecho de creerse los que quieran. Pero ¿por qué compartirlo con los demás? Estas inclinaciones son obvias. No es necesario el destape público, y gritar a todo pulmón “¡soy gay!”.
Una sugerencia, por favor, cuando tengas conductas descuadernadas (uno nunca sabe), evítate de convidar esta información. Deja ese mundo sólo para tu disfrute personal; guarda la llave del clóset en lo más profundo de ti. Es lo mejor, para todos.
Imagen: LOWON
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