Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaria escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo. SALVADOR ELIZONDO, El Grafógrafo.

domingo, 25 de octubre de 2009

“Fui lo que soy, soy lo no seré y seré lo que fui”

“La vida tal como se ha hecho para los hombres, solo puede soportarse con la mentira” *




La ficción es la vida que no fue, la que quisiéramos que fuera, que no hubiera sido, o que volviera a ser, aquella vida sin la cual la que tenemos nos resultaría trunca. Porque a diferencia del animal, que vive su vida de principio a fin, nosotros vivimos parte de la nuestra.


Gracias a los embustes de la ficción la vida aumenta, un hombre es muchos hombres, el cobarde es valiente, el sedentario nómada y la prostituta virgen, gracias a la ficción describimos lo que somos, los que no somos y los que nos gustaría ser.


La ficción no reproduce la vida: la contradice, cercenándole aquello que en la vida real nos sobra y añadiéndole lo que en la vida real nos falta, dando orden y lógica a los que en nuestra experiencia es caos y absurdo, o, por el contrario impregnando locura, misterio, riesgo a lo que es sensatez, rutina, seguridad.


Soñar, escribir ficciones (como leerlas, ir a verlas o creerlas) es una oblicua propuesta contra la mediocridad de nuestra vida y una manera, transitoria pero efectiva, de burlarla.



De Kathie y el hipopótamo.**


(*) Smone Weil.
(**) Mario Vargas Llosa.



Lp7
Imagen: LOWON

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