Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaria escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo. SALVADOR ELIZONDO, El Grafógrafo.

martes, 17 de noviembre de 2009

Véndela, te la compro.

No sé si la habrán escuchado, yo creo que sí. Es una canción al ritmo de merengue, ese género tan pegajoso que estimula las piernas, las caderas, en fin, todo el cuerpo. Pero, ¿alguna vez nos detuvimos a oír con atención el contenido, el mensaje que encierra en sus letras? Ahora los movimientos que nos provocará serán internos.

“Te compro tu novia”, sí, así se titula la susodicha canción, que más que eso -estoy casi seguro y perdón si me equivoco- que es el verdadero sentimiento masculino, lo que se lleva por dentro, aunque se quiera negar, ¿por qué?, pues, para evitar ser etiquetado con el degradante título de machista. Creo que es natural el desear que una mujer contenga la mayor cantidad de virtudes, de esta manera, se adecué a la que tenemos idealizada, a nuestro “tipo de mujer” (pero no es para que pongan esas miradas).

Bueno para despejar dudas, pasaré a desenvolver parte por parte las estrofas, o lo que se llamen, de ésta tonadilla.

Te compro tu novia, pues tú me has dicho como es ella y me gustó la información. Entre nosotros es común (como seguro lo debe ser también entre ellas) el intercambiar información, opiniones, gustos, críticas, etc., acerca de las cualidades y caracteres de las personas del otro sexo. Como Johnny suele decir: “La información nos da poder”. Y sí que nos atrae la idea de saber cosas ajenas, debe ser por eso que tienen tanta acogida los diarios “chicha” en nuestra sociedad. Volviendo a nuestro tema, el conocer un poco más de aquella persona que nos llama la atención despierta todos nuestros sentidos y al estar tan entusiasmado, escuchamos lo que queremos oír, y volviendo la mirada a la nada, acompañada de un discreto suspiro, pensamos que hemos encontrado lo que buscábamos.

Ahora ¿que sigue?, ah sí. Me has dicho que es linda y apasionada. Claro, todo entra por los ojos, y en especial en la adolescencia. Se realiza un examen íntegro, tanto por adelante como por detrás… ajá, todo bien puesto y en su lugar. Son requerimientos que se deben cumplir para que la mujer en cuestión se adecue a nuestras fantasías. O me equivoco, mi querido Rafa. Y por supuesto, las damas sabiendo estas exigencias masculinas, están dispuestas para que nuestra vista se dé por bien complacida. También, no olvidemos que desborde cariño y constantes apapachos son siempre bien recibidos. Comodidad total.

…Es buena y adinerada. Buena... Fuera de las cuestiones externas, es eso lo que se busca en el fondo, lo que se quiere en realidad. Y, si de paso viene incluida con el monedero bien cargado, mejor aún. Como manifestaba un docente: “lo que se quiere es una mujer hacendosa, porque tiene muchas haciendas; carriñosa, por poseer varios autos y casera, porque ha de ser propietaria de numerosos inmuebles”.

No cela nunca por nada. Lógico. Muy importante e indispensable. Una víctima de esto –mi primo- con una expresión de terror en su rostro me solía decir “No hay nada peor que los celos femeninos”. Mejor lo dejo ahí, prefiero no ahondar en el tema.

…Y sabe hacerlo todo en la casa. Tocar este fragmento sí que es delicado, por lo que trataré de ser lo más sutil posible. Una mujer que tenga un Doctorado en Ciencias Culinarias y Quehaceres Domésticos siempre es bien visto y está presente en las expectativas de la mayoría, por no decir de todos. Pero, ojo, eso no quiere decir que andemos en busca de una empleada para que nos atienda en todo lo que le deseemos. No, no, no. Es simplemente que…este…, sería preferible que tratemos esta cuestión en otra ocasión.

Continuemos. No sale ni a la esquina. Bueno, entonces que salgan un ratito noma, pero sólo para abrir la puerta, mentira. Está bien eso de que se alejen de sus labores y se den un pequeño paseo para relajarse como cualquiera, es normal. Lo malo está en el tiempo que demoran para volver. He ahí la desconfianza y la preferencia de que permanezcan en casa donde las podamos ver. …no habla con la vecina. Es un rasgo -y me arriesgo a decirlo- general en las féminas el hecho de estar detrás del chisme. No es para que se molesten, (a las señoritas) pero si se sienten aludidas sólo estarían confirmando lo que digo. ¿Una prueba? Porque no, haber díganme, ¿de qué sexo conformaban el público de los programas de la señora Laura Bozo? Y seguro también que los televidentes eran todas televidentas. Ahhhhhh…

No gasta y economiza. Aquí otra de las manías propia de ellas: el comprar y comprar sin medidas. Y lo peor de todo es que tienen especial predilección por los objetos brillantes, y mientras más cifras tenga su valor, mejor para ellas. Para explicarlo mejor se me viene a la mente aquella frase de C. Defresny que decía La Mujer bella es el paraíso de los ojos, infierno del alma y purgatorio de los bolsillos. Ahí les va otra: Un hombre exitoso es aquel que hace más dinero que el que su esposa puede gastar. Una mujer exitosa es aquella que encuentra a ese hombre.

Uf!- Por último,...todo lo resuelve tranquila. Tranquilidad, eso es lo que se busca con una relación, una buena relación. Pero uno se puede encontrar con cada mujer loca e histérica que se hace un mundo con cada problema. Me aguantaré de mencionar nombres, no quiero más problemas.

Y Ud. señorita, ¿cuántos de estos enunciados cree que cumple? Y tú qué, amigo, ¿cuánto estarías dispuesto a pagar por una mujer con estas características? Bueno, primero tendrás que encontrarla, y no te auguro mucha suerte.




Lp7

Post re-editado.
Imágenes: LOWON.